Mauricio Meyer, de pionero de las mototaxis a 31 años de vivir sin estómago a causa del cáncer

Por Luis Andrés Marroquin/Cortesía

(Foto cortesía de La Tribu FM en X)

El publicista y analista político Mauricio Meyer popularizó la frase «venga esa mano» cuando fue candidato a alcalde de San Salvador, pero pocos recuerdan que fue él quien intrudujo a El Salvador las mototaxis y casi nadie repara que es un sobreviviente de cáncer de estómago, que lo llevo a que le extirparan el intestino.

«Las enfermedades son estados mentales, como siempre lo he repetido», dijo en tono tranquilo durante una entrevista reciente con la revista radial La Tribu FM. «Uno se siene tan enfermo como cree que está».

La enfermedad se la detectaron en agosto de 1994 y en tres días estaba siendo operado en un proceso que duró 11 horas. «El cáncer para mi resultó duro, porque la solución fue quitarme el estómago. Bajé de 180 a 130 libras de peso».

Han pasado 31 años desde esa operación. Mauricio cumplirá 80 años de edad en julio.

¿Cómo se puede vivir sin estómago? se le preguntó y contestó sin titubeos que «con disciplina. Cuando uno ha sufrido una enfernedad como esta se requieren dos cosas nada más, disciplina y seguimiento».

Los especialistas destacan que vivir sin estómago requiere una gran adaptación, porque el sistema digestino debe ajustarse a nuevas formas de procesar los alimentos, pero que muchas personas logran llevar una vida plena y saludable tras la cirugía con una orientación adecuada y precisamente con un enfoque disciplinado.

A propósito de su resiliencia, la Bilia dice en Nehemías 8:10: «Y Nehemías continuó: Vayan y celebren un banquete con comidas suculentas y bebidas dulces, y compartan obsequios de comida con personas que no tienen nada preparado. Este es un día sagrado ante nuestro Señor. No se desanimen ni se entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza».

¿Dieta?

Los médicos indican que los pacientes deben comer poco y de manera frecuente para no sobrecargar el intestino.

Meyer explicó que tiene que comer ocho veces al día en pocas porciones de manera religiosa y se jactó de ingerir de todo. «Como pizza, como ceviche, como carne asada… como de todo, pero como. No tengo limitantes».

Cuenta que nunca en su vida tomó alcohol ni fumó y, sin embargo, le dio cáncer, lo que le atribuyé a un problema genético o de estrés.

«Tuve mucho estrés cuando fui empleado de dos empresas farmacéuticas y creo que eso fue lo que me causó el cáncer», reflexionó sin nombrar a esas compañías transnacionales. «Cuando me dicen que tenía cáncer solo tenía dos opciones, deprimirme o seguir adelante».

«He visto morir a mucha gente por diábetes, porque les dicen que son hipertensos, por cualquier cosa… porque no saben manejarse allá arriba», dijo llevándose sus dedos a la sien.

La Biblia también dice que no hay que preocuparse por nada, «más bien, en toda oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:6 7).

Meyer parece entenderlo bien cuando revela que no tiene celular ni computadora, sino que una máquina de escribir IBM del año 1973. Es su esposa la que lo mantiene al día.

Es decir, vive bajo la filosofía del pato, aquella en la que aparenta vivir tranquilo visto desde la superficie, pero que bajo el agua está «aceleradísimo». «Eso le permite a usted razonar y entender».

Venga esa mano.

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