Este tipo de practica física, caracterizado por ejercicios de alta intensidad y corta duración, puede tener efectos inesperados sobre los niveles de glucosa, por lo que es necesario tomar algunas precauciones
Por Federación Española de Diabetes (FEDE) cortesía

Realizar ejercicio físico de forma regular es una de las principales recomendaciones que reciben las personas con diabetes, por lo general acompañada de otros consejos como mantener una alimentación sana o una buena higiene del sueño. Sin embargo, no siempre se especifica el tipo de ejercicio recomendado, lo que puede confundir a los pacientes al planificar su rutina deportiva. Y es que no todos los tipos de práctica física tienen el mismo efecto sobre la glucemia ni exigen la misma gestión. En este sentido, es importante diferenciar el ejercicio de tipo aeróbico o de resistencia, como dar un paseo o montar en bicicleta, del ejercicio anaeróbico o de fuerza, ya que este último puede tener efectos inesperados sobre los niveles de glucosa.
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Ejercicio aeróbico y anaeróbico, ¿en qué se diferencian?
Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), en los ejercicios aeróbicos o de resistencia los procesos aerobios dominan la liberación de energía, lo que implica un incremento de consumo de oxígeno en el organismo. Nadar, caminar o correr son algunos ejemplos de este tipo de actividad, altamente recomendada para pacientes con diabetes tipo 2 por sus beneficios sobre el sistema circulatorio y la capacidad respiratoria.
En el ejercicio anaeróbico o “de fuerza”, en cambio, son los procesos anaerobios los que generan la liberación de energía, mejorando la potencia, la fuerza y el tamaño de los músculos. Los ejercicios de alta intensidad y corta duración, como el levantamiento de pesas, son ejemplos de este tipo de práctica deportiva.
Ahora que ya hemos visto las principales diferencias entre el ejercicio aeróbico y el anaeróbico son distintos, veremos cómo la gestión de la diabetes puede variar a la hora de practicar cada uno de ellos.

Efectos del ejercicio anaeróbico en los pacientes con diabetes
El ejercicio aeróbico entraña grandes beneficios para el sistema circulatorio y cardiovascular, por lo que está altamente recomendado para las personas con diabetes. En cambio, el ejercicio anaeróbico puede tener algunos efectos inesperados para estos pacientes, en especial en lo que respecta al aumento de los niveles de glucemia en el cuerpo.
Esto sucede porque, al realizar ejercicios alta intensidad (sobre todo si tienen una duración de más de 45 minutos), los músculos llegan a un estado de estrés que hace que el organismo libere como respuesta una serie de hormonas hiperglucemiantes como el glucagón, el cortisol o la adrenalina.
Estas sustancias estimulan al hígado para que genere glucosa, lo que provoca un incremento de la glucemia que, en la mayor parte de los casos, llega de forma inesperada para el paciente, quien confía que los niveles de glucosa desciendan, y no suban, tras la práctica deportiva.
Además, estas sustancias producen cambios fisiológicos como la aceleración del ritmo cardíaco, un aumento en la ventilación pulmonar y en el flujo de la circulación, incrementando a su vez las necesidades de energía del cuerpo.
Sin embargo, esto no significa que las personas con diabetes no puedan practicar este tipo de deporte. No hay ningún problema en continuar realizando esta actividad, siempre y cuando comprendamos sus efectos y tomemos algunas precauciones extra.
Consejos para manejar la diabetes durante el entrenamiento de fuerza

A continuación, enumeramos varias recomendaciones para practicar ejercicio anaeróbico de forma segura y relajada:
- Controlar la glucemia antes de comenzar la práctica deportiva. Hay que tener en cuenta los valores en ese momento, ya que, dependiendo del ejercicio que se realice a continuación, la glucosa subirá o bajará rápido, lo que podría obligarnos a interrumpir el entrenamiento. En el caso de la diabetes tipo 2, es recomendable evitar hipoglucemias midiendo la glucemia antes y después de varios días de entrenamiento, para así conocer la tendencia glucémica durante la práctica deportiva.
- Utilizar la tecnología para gestionar el tiempo de entrenamiento. Mediante el uso de sensores o sistemas de asa cerrada resulta más sencillo terminar el entrenamiento con una glucosa óptima.
- Combinar ejercicios en la práctica prolongada. Es conveniente calentar 10 minutos con ejercicio aeróbico antes de empezar, hacer 20-30 minutos de ejercicio anaeróbico y terminar el entrenamiento con otros 20-30 minutos de ejercicio aeróbico. De esta manera, el efecto hiperglucemiante del ejercicio anaeróbico del principio se contrarresta con el ejercicio aeróbico del final.
- Es imprescindible llevar siempre glucosa de acción rápida con nosotros. Por mucho que conozcamos nuestra diabetes y sigamos una rutina, debemos prevenir cualquier imprevisto. Por supuesto, debemos llevar nuestra medicación, y también es aconsejable llevar alguna cadena o pulsera identificativa, para que cualquier persona pueda socorrernos en caso de necesidad.
La práctica deportiva tiene beneficios a nivel físico y psicológico demostrados, así que no dejes que la diabetes te frene. Infórmate y realiza ejercicio físico con normalidad.