Olga Mediano, investigadora y jefa de sección de la Unidad del Sueño y Ventilación del Hospital de Guadalajara

Por Francisco Cañizares de Baya /Cortesía

Los efectos de los trastornos que alteran el sueño, su relación con otros problemas de salud, desde la obesidad hasta las enfermedades neurodegenerativas, y la propia naturaleza del sueño son cada vez más conocidos. Olga Mediano es una de las especialistas que estudia esta función fisiológica básica, cuyo cuidado se considera un seguro de salud tan importante como el ejercicio físico o la dieta. Pertenece al comité científico del Instituto de Investigación Sanitaria de Castilla-La Mancha (Idiscam) y es directora del Grupo de Investigación de Apnea del Sueño en Niños del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER). A su condición de científica suma una larga experiencia clínica: esta neumóloga es jefa de sección de la Unidad del Sueño y Ventilación del Hospital de Guadalajara.

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¿El sueño está de moda o se habla más de él porque hay más evidencia científica sobre sus efectos en la salud?

Las dos cosas. Hay tres pilares fundamentales de la salud: la dieta, el ejercicio físico y el sueño. Es verdad que hasta hace unos años el sueño estaba infravalorado, pero se ha hecho un gran trabajo científico y divulgativo para posicionarlo a la misma altura que la dieta o el ejercicio, y ese esfuerzo ha dado buen resultado. Ahora se habla del sueño entre los aspectos a tener en cuenta en un cuidado integral de la salud. Incluso muchos influencers hablan de él. 

«Hay tres pilares fundamentales de la salud: la dieta, el ejercicio físico y el sueño»

¿Qué valor tienen los mensajes que transmiten al respecto?

Para dar a conocer la importancia del sueño es muy importante no solo que nos movamos en el ámbito científico, sino que sea protagonista de las redes sociales como Instagram y los influencers digan lo importante que es dormir, hacerlo durante ocho horas, etc. Se ha ganado la batalla de la divulgación. 

El sueño se ha relacionado con la obesidad. ¿Es un factor de riesgo para sufrirla?

Está demostrado que las personas que duermen menos de cinco horas o más de diez tienen un mayor riesgo de obesidad. Esto guarda relación con nuestro reloj biológico interno. El sueño es un factor fundamental en la producción de determinadas hormonas vinculadas al apetito, y cuando se altera, se modifica el impulso por comer, lo que hace que tengamos un mayor riesgo de obesidad. 

¿En qué hormonas influye?

Por ejemplo, en la insulina, que regula nuestros niveles de glucosa. Un mal sueño o de poca calidad hace que se incremente la resistencia a la insulina y, por tanto, metabolicemos peor la glucosa.

¿A qué otras hormonas afecta?

Hay otras más desconocidas, como la leptina y la grelina, que se producen durante la noche y controlan el apetito y el impulso de comer. Cuando nuestro sueño está alterado o interrumpido, se alteran y hacen que el impulso por ingerir alimentos en mayor cantidad o a deshoras se eleve. Ese desequilibrio hormonal es el que hace que comamos más. Por otra parte, el sueño produce alteraciones en el ámbito anímico y psicológico. Dormir mal se relaciona con un estado de ansiedad o de depresión, y eso influye mucho en nuestra alimentación y forma de comer. 

gafas contra insomnio
Imagen: 10634669
¿Ocurre también al contrario? ¿La obesidad está detrás de algunos trastornos del sueño?

La obesidad produce el segundo trastorno más frecuente: la apnea del sueño. En las personas con obesidad la grasa que se acumula en el cuello y hace que dejen de respirar por la noche. Cuando estas pausas respiratorias son muy frecuentes, produce este trastorno del sueño. Entre el sueño y la obesidad hay una relación bidireccional, es un círculo vicioso. Tratar la obesidad es fundamental para los pacientes con trastornos del sueño. 

¿Podemos cuantificar cuál es el peso del sueño en la salud en comparación con la dieta y el ejercicio físico? 

Yo diría que los tres tienen el mismo papel. Serían como un taburete, y si uno está descompensado, estaría cojo. Tan malo es no realizar nada de ejercicio físico, como no dormir o no seguir una dieta equilibrada. Lo importante en la salud es el estilo de vida. Cuando uno empieza a cuidar uno de estos aspectos, inmediatamente empieza a cuidar los otros. Si falla una pata, se nos cae todo. 

¿Qué es menos saludable: dormir mucho o dormir poco?

Podemos pensar que lo malo es solo la restricción del sueño, dormir pocas horas, pero un estudio que hizo el grupo con el que yo trabajo ahora demostró que las personas que dormían menos de cinco horas o más de nueve tenían unas coronarias más rígidas o más gruesas que las que dormían en torno a las siete horas, lo que implica un riesgo mayor de tener un problema cardiovascular en el futuro.

¿Qué otros efectos puede tener un sueño de mala calidad?

El problema más importante y más general es el deterioro de la calidad de vida. Una persona que duerma mal estará cansada al día siguiente, rendirá menos en el trabajo y estará peor en su entorno social y familiar. Una consecuencia muy importante, que a veces no se tiene en cuenta, es que estas personas tienen mayor riesgo de sufrir un accidente de tráfico. Muchos de los accidentes que pasan desapercibidos se deben a la somnolencia. 

«Muchos de los accidentes de tráfico que pasan desapercibidos se deben a la somnolencia»

¿El ámbito cardiovascular que citaba antes es el más vulnerable en relación con los trastornos del sueño?

Hay dos en los que es clave. El primero es la esfera cardiovascular, porque los trastornos del sueño producen un aumento de la hipertensión arterial y un mayor riesgo cardiovascular en general. El segundo son los trastornos neurocognitivos. Dormir mal produce pérdida de memoria, alteraciones en la concentración y otros problemas. Hace un par de meses estuve en el tribunal de una tesis doctoral que relaciona los trastornos del sueño con el alzhéimer.

¿En qué casos puede echarnos una mano la medicación para dormir mejor? 

Hay que recurrir a ella cuando se hayan tomado las medidas de higiene del sueño adecuadas y no hayan sido suficientes, y además ese problema de sueño produzca un trastorno relevante que requiera medicación. 

Muchas personas con insomnio toman pastillas. ¿Es una práctica correcta a largo plazo?

No. La mayoría de los casos de insomnio se resuelven sin medicación. Algunas personas la necesitan, pero debe tomarse siempre con supervisión médica y de forma temporal. El objetivo es reducirla o retirarla en un tiempo determinado porque hay que tener en cuenta que no son fármacos inocuos.

¿Qué efectos adversos puede tener un mal uso de esta medicación?

Normalmente se administran benzodiazepinas que pueden llegar a producir dependencia o tolerancia, si no ha establecido un especialista qué dosis y durante cuánto tiempo debe tomarse. Por eso hay que insistir en las recomendaciones sobre higiene del sueño que hay aplicar antes de recurrir a la medicación: irse a dormir siempre a la misma hora, hacerlo en un ambiente silencioso y en oscuridad, desconectarse de las pantallas del móvil, etc. 

«La mayoría de los casos de insomnio se resuelven sin medicación»

¿En este sentido la rutina puede considerarse una formidable medicina? 

La rutina es la mejor medicina porque concuerda con nuestro reloj biológico que se rige por la luz, las comidas y por el ejercicio físico. Si tenemos una rutina adecuada, todo va a rodar. Con los niños se ve enseguida. Lo que mejor les ayuda a dormir es una rutina y unos horarios muy fijos en los que su cerebro sepa cuándo es de día y cuándo de noche y qué le toca hacer en cada momento. 

¿Esto es aplicable también al ámbito laboral? ¿Los turnos rotatorios son perjudiciales?

Los turnos siempre son malos, aunque hay personas que los toleran mejor que otras. Son perjudiciales los turnos nocturnos fijos y todavía más los rotatorios. De hecho, quien los mantiene durante tiempo puede llegar a tener muchos trastornos. Las personas que sufren una patología, la que sea, siempre salen de mi consulta con la recomendación de no hacer turnos nocturnos ni cambiantes.  

¿Cómo se puede abordar el problema de falta de sueño de los chavales por el uso de dispositivos electrónicos?

No es fácil, pero tiene que ir en la línea de los hábitos de sueño de los que hablaba antes. En relación con el sueño en nuestro reloj biológico desempeña un papel fundamental la melatonina que se produce cuando la luz empieza a decaer. El problema de las pantallas que usan los chavales en la cama es que tienen una luz azul que le dice a nuestro cerebro que todavía es de día y, por tanto, no toca dormir. Además de la adicción que pueden generar las pantallas, la restricción crónica del sueño que generan tiene consecuencias en la concentración y el rendimiento escolar. 

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Imagen: cottonbro studio
¿Pueden dar lugar a otros problemas?

Muchos de los casos de hiperactividad y de trastornos de conducta también están relacionados con esta falta de sueño y con la adicción a los dispositivos.

¿Qué relación guarda el uso abusivo de las pantallas con la obesidad infantil?

Es directa porque esos dispositivos favorecen el sedentarismo. No debería ser normal que un niño tenga un día espectacular y una piscina accesible y prefiera quedarse en casa con un dispositivo electrónico. El sedentarismo se refleja en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil, que no paran de crecer y son ya una epidemia.   

¿Puede contenerse o revertirse esa epidemia de obesidad tanto en la población infantil como en los adultos?

Tenemos por delante un cambio muy importante en relación con la farmacología. Ya hay medicamentos muy eficaces que suponen un cambio en el manejo de esta patología. En mi especialidad van a ser claves, porque en el tratamiento de la apnea del sueño lo primero que hay que conseguir es que el paciente pierda peso; el problema es que no lo consigue. 

¿Pueden resolver los casos de obesidad mórbida cada vez más frecuentes? 

Son claves. Cualquier obesidad mórbida tiene que ser tratada porque es una inversión para esa persona y para todo el sistema sanitario. Tratando adecuadamente a esa persona le vamos evitar muchos problemas de todo tipo en el futuro, desde ingresos por insuficiencia respiratoria hasta bajas laborales. El objetivo es proporcionar salud a estas personas.

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