Por Santiago Leiva/Periodista La Edición
Hace un tiempo la palabra “mozote” estuvo en boca de todos porque un joven estudiante fue víctima de bulling al confundir la espinosa maleza con la “Flor de Izote”, pero durante la semana, “El Mozote”, poblado del Oriente del país testigo de una de las barbaries del conflicto armado, ha sido moda.
La masacre de “El Mozote”, ocurrida hace 39 años en el pequeño poblado de Morazán, hoy, precisamente hoy mantiene enfrentado al Ejecutivo con las fuerzas de oposición, los llamados medios “incómodos”, y parte de la sociedad veladora de los derechos humanos que hoy más que nunca claman justicia para las víctimas de 1981.
El lunes el Juez de San Francisco Gotera que lleva las diligencias intentó entrar al Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada en busca de los archivos en que se registra esta masacre, pero encontró “barricada” a la entrada, y anoche el Presidente Nayib Bukele argumentó porque no se le permitió el ingreso.
En primer lugar el mandatario fue enfático que el Juez no tiene jurisprudencia sobre la Fuerza Armada, y su principal escudo es que más que buscar los archivos de “El Mozote”, lo que se busca por parte de los defensores de los derechos humanos, “afines” al FMLN, es hurgar al interior de la institución castrense con fines políticos.
De esa forma Bukele desmenuzó la espiga del mozote, desempolvó y desclasificó los pocos archivos que quedan de la masacre “El Mozote”; y explicó que el resto ha sido destruido, al tiempo que lanzó dardos sobre las intenciones tanto periodísticas como acciones sobre el caso.
Y es que, en el entorno de la masacre de “El Mozote” brotan malezas que se convierten en interrogantes. De ARENA se sabe que siempre fue apática a este caso, pero FMLN tuvo 10 años en el poder y aún no hay una explicación lógica de porque no se abrió este expediente.
Anoche, fue este tema el más candente de una cadena nacional, que al turno de las preguntas, se convirtió en discusiones estériles entre periodistas “incómodos” y el mandatario por demostrar quién tiene la razón, pero que no abona en nada ni a la prensa ni a la nación.