Por KATARINA en TEMAS ESPECIALIZADOS/Cortesía

La violencia sexual es un tema complejo y tabú poco comprendido por los periodistas en general. Identificarla, proteger a las fuentes e informar éticamente es especialmente difícil en tiempos de guerra y conflicto. Al igual que en Siria y la antigua Yugoslavia, la información sobre violencia sexual durante la actual invasión rusa de Ucrania están ocupando los titulares. ¿Cómo cubrirla de manera responsable?

Con el fin de compartir las mejores prácticas, la Red Global de Periodismo de Investigación (GIJN) organizó un seminario web sobre investigación y cobertura de la violencia sexual relacionada con los conflictos (VSRC). El 3 de noviembre de 2022, los ponentes Alix Vuillemin, Lauren Wolfe y Gavin Rees debatieron los múltiples aspectos de este difícil tema, con interpretación en francés, español y ruso.https://www.youtube.com/embed/niEWOqFSX2M

Identificar la violencia sexual o sexualizada

Antes que nada, un hincapié sobre terminología. Los expertos utilizan cada vez más el término “violencia sexualizada” en lugar de “violencia sexual” para describir con precisión la motivación del agresor, que es ejercer el poder y el control en lugar de lograr la gratificación sexual. Algunos utilizan los dos términos indistintamente.

Alix Vuillemin, asesora en Women’s Initiatives for Gender Justice, expuso los principios básicos de cómo se manifiestan estos delitos en las zonas de guerra y conflicto.

“Donde hay conflicto, siempre habrá violencia sexual”, dijo. Este tipo de violencia se define como “actos intencionados, no consentidos y de naturaleza sexual que ocurren durante o en relación con un conflicto, cometidos por o contra cualquier persona independientemente de su edad, sexo o género”.

[Lee más: Consejos para informar sobre agresiones y abusos sexuales]

Vuillemin destacó que la violencia sexualizada no es sinónimo de violación. La mutilación genital, la desnudez forzada, grabar o compartir fotos íntimas, la humillación sexual —como obligar a alguien a vestirse como un género con el que no se identifica—, y el acoso sexual son ejemplos de violencia sexualizada.

Hay indicadores externos que pueden predecir este tipo de agresiones señaló Vuillemin. Las desapariciones, las evacuaciones, los saqueos a viviendas, la proliferación de armas y armas ligeras, la detención en puestos de control, el movimiento de tropas tras una victoria o derrota, y los saqueos son “señales de alarma” de la violencia sexualizada en una zona de conflicto.

Los periodistas deberían familiarizarse con los Principios de La Haya sobre la Violencia Sexual, un marco de referencia cuyo centro son los supervivientes, y que es culturalmente sensible e integrador para cualquiera que interactúe con las víctimas.

De acuerdo con Vuillemin, el factor clave para determinar si algo es de naturaleza sexual es la percepción del agresor, la víctima o sus respectivas comunidades.

La violencia sexual suele utilizarse como arma de guerra porque se dirige contra comunidades enteras. Los periodistas deben recordar también que en las culturas basadas en el honor, una mujer puede ser objeto de violencia sexual para afectar a toda su familia y a su comunidad.

Principios de “no hacer daño” y técnicas de entrevista basadas en el trauma

Debido a las repercusiones que la violencia sexual puede tener en comunidades enteras, es fundamental tomar medidas adicionales para proteger la identidad de las supervivientes, afirmó la periodista Lauren Wolfe, profesora adjunta de la Universidad de Nueva York.

“¿Preferirías que mataran a alguien o contar la historia con un seudónimo?”, dijo, para subrayar la disyuntiva a la que se enfrentan los periodistas que cubren el tema.

Wolfe transmitió la importancia de ser sensible y discreto a la hora de tratar con víctimas de violencia sexualizada. En lugar de buscar en los campos de refugiados, busca ONG locales que trabajen con víctimas y pide que te presenten a alguien que esté dispuesto a hablar. Una vez que encuentres una fuente, asegúrate de que esté protegida, incluso si acepta ser identificada. Si existe riesgo de vigilancia digital por parte de la policía o el gobierno, por ejemplo, no te comuniques con las fuentes por teléfono.

Cuando llegue el momento de la entrevista, deja que la superviviente dirija la conversación, aconseja Wolfe. Ten cuidado de no volver a traumatizar a las víctimas cuando corrobores detalles del hecho que parecieron. Para evitar estos errores, Wolfe y Gavin Rees, del Centro Dart para el periodismo y el trauma ofrecieron algunos consejos clave:

  • Ve lentamente. Deja que el entrevistado marque el ritmo de la conversación. Dedica a la entrevista el tiempo y la atención que merece sin prisas.
  • Evita preguntar por qué. La policía y los interrogadores tienden a utilizar preguntas del tipo “por qué”, lo que puede resultar chocante para las víctimas.
  • No pidas detalles escabrosos. Normalmente, estos datos no son necesarios para la historia. Pueden llevar a una sensacionalización del suceso y perjudicar aún más a la víctima al empujarla a revivir la experiencia.
  • Revisa y explica el consentimiento. Asegúrate de que la persona con la que hables comprende la cantidad de público que verá su historia, y cuéntale si será impresa (difusión limitada) o digital (circulación mundial). No des por sentado que entienden cómo se practica el periodismo.
  • Contextualiza. La violencia sexual es un arma de guerra. Preguntas como “¿qué llevaba puesto el soldado?” y “¿qué dijo?” pueden ayudar a determinar si las agresiones son el resultado de acciones individuales o de decisiones de la línea de mando.
  • Habla con el personal médico y de apoyo. Los médicos y psicólogos que atienden a las víctimas pueden darte información sobre las circunstancias que rodearon un ataque (dónde se encontraron las víctimas, si había soldados antes del ataque o si se habían producido invasiones).
  • Sigue la regla de los tercios. En primer lugar, pregunta a las fuentes sobre los momentos en los que se sintieron seguras y estables, después sobre los momentos previos a la violencia, y termina centrándote en el presente y en lo que están haciendo actualmente y cómo se sienten. Esto evita dejar a las personas en medio de su trauma al final de la entrevista. Dedica más tiempo a esa parte final.

El Centro Dart Europa ofrece un desglose más detallado de mejores prácticas para cubrir la violencia sexual relacionada con los conflictos.

[Lee más: Consejos para informar sobre el trabajo sexual]

Comprender cómo afecta el trauma a la memoria y a los testigos

Los periodistas suelen estar bajo presión para encontrar fuentes, presentar noticias de última hora y hacer fotos y videos en plazos ajustados. Hacer esto en una zona de conflicto mientras se informa sobre la violencia sexualizada es sumamente difícil.

Es importante comprender, dijo Rees, que el trauma tiene dimensiones biológicas, psicológicas y sociales. Para los periodistas, esto puede plantear algunos retos a la hora de informar. Las víctimas pueden tener recuerdos fragmentados o no lineales como resultado de lo que ocurre en el cuerpo cuando se produce el trauma. Puede haber lagunas en sus historias.

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Las víctimas de violencia sexual pueden tener recuerdos fragmentados o no lineales como consecuencia de lo que ocurre en el cuerpo cuando se produce el trauma. Imagen: Shutterstock.

Para Rees usar los consejos mencionados anteriormente a la hora de entrevistar a las fuentes y verificar las historias puede ayudar a rellenar las lagunas.

Preguntas como “¿Qué puedes contarme sobre…?” les da la oportunidad de ofrecer voluntariamente información sobre cosas de las que se sienten seguras hablando”, dijo Rees.

Volver sobre los permisos, preguntando si está bien hablar de un tema determinado, es una forma de sugerir suavemente líneas de investigación y evitar que la víctima se sienta obligada a responder. Lo más importante, añadió Rees, es mostrar a las personas en su complejidad. Evita palabras como “dañado” y “destruido”, que implican una ruina continua.

Por último, Rees habló de cómo los propios reporteros a menudo experimentan eventos traumáticos mientras informan en zonas de conflicto. El trauma sexualizado es perturbador de presenciar y escuchar, señaló, por lo que es importante no subestimar su propia sensibilidad y los efectos que este tipo de tarea periodística pueden tener en la salud mental. Buscar apoyo es importante para evitar la fatiga por compasión, la sobreidentificación con los entrevistados y la violación de los límites de una relación periodista-fuente.

Recursos adicionales

Investigación de abusos sexuales: consejos y herramientas para informar (en inglés)

15 consejos para investigar crímenes de guerra


Este artículo fue publicado por la Red Global de Periodismo de Investigación y es reproducido en IJNet con permiso.

Imagen de M.T ElGassier en Unsplash.

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