Marco van Basten hizo un repaso de su carrera y contó que ningún médico pudo ayudarlo en aquel entonces a recuperarse de una lesión en el tobillo derecho que acabó retirándolo
Tomado de Infobae Deportes Periódico La Edición
Marco van Basten jugó su último partido a los 28 años (Reuters)
Esta semana, el holandés Marco van Basten presentó su biografía BASTA y en este contexto brindó una entrevista al sitio The Guardian en el que recordó momentos de su exitosa carrera, pero además habló sobre las penurias que sufrió y que lo obligaron a dejar el fútbol a temprana edad.
El delantero del Ajax era uno de los mejores futbolistas del mundo en la década del ’80 y en 1987 llegó al Milan, en donde también pudo brillar e incluso fue durante esa etapa que la revista France Football lo premió con el Balón de Oro en tres oportunidades. Sin embargo, para cuando vestía la camiseta del cuadro italiano, su físico ya estaba sufriendo graves consecuencias.
Es que en diciembre de 1986, Van Basten se operó del tobillo derecho por primera vez y nunca más volvió a recuperarse pese a pasar varias veces por el quirófano. “Me lesioné por primera vez en diciembre de 1986 y no mejoró. Johan (Cruyff) tuvo una discusión con el médico que dijo: ‘Tiene un problema, pero no va a ser peor.
Él puede jugar.’ Tenía la sensación de que esto no era bueno. Tenía mucho dolor. Johan dijo: ‘Escucha, hacemos un trato. No juegas todas las competiciones y puedes saltarte algunos entrenamientos. Pero tienes que jugar en la Copa Europa (ahora Champions League). Pase lo que pase, hay que jugar la final ‘. Ese fue el trato que hicimos”.
Aquella decisión y las malas intervenciones de los médicos jugaron en su contra y años más tarde se encontró con consecuencias inesperadas: “Todo se vino abajo. Hubo mucho dolor y problemas. Se podría decir que en esos cinco años tuve toda mi carrera internacional. Después de muchos problemas con las operaciones, cojeaba. No podía hacer nada sin dolor. Estaba realmente discapacitado y los médicos no pudieron ayudarme. Tenía un poco de miedo”.Los festejos del AC Milan al ganarle 4-0 al Barcelonala final de Europa en 1992 (Reuters)
Hasta el día de hoy, el ex goleador de la selección holandesa culpa a los especialistas que lo atendieron: “Al principio, los médicos no me dieron buenos consejos. Seguí y seguí y el daño empeoró. La siguiente temporada fui a Milán con Gullit. Jugué los primeros partidos en agosto-septiembre, luego fui a otro médico en Barcelona y tomamos la decisión de operar. Era demasiado tarde, porque el daño ya estaba hecho”.
En su nuevo libro, Van Basten recuerda el intenso dolor que padeció algunas noches de 1994, cuando ni siquiera podía ponerse pie para ir al baño y por lo tanto debía tirarse al suelo y gatear hasta allí para orinar: “Contaba el tiempo que tardaba. Nunca llegué al baño antes de llegar los 120 segundos. El umbral de la puerta era lo peor porque tenía que pasarlo sin que me tocara el tobillo porque el más mínimo roce me hacía morder los labios para no gritar de dolor”.
En 1995, luego de cuatro cirugías y dos años sin jugar, anunció entonces que dejaría el fútbol ya que no había manera de que se recupere: “Había ido de mal en peor. Después de muchas operaciones y de ver a médicos de todo el mundo, lo intenté todo, pero no pudimos encontrar la solución”.Marco van Basten se desempeña actualmente como comentarista deportivo
Al año siguiente, un médico le recomendó fusionar su tobillo, es decir que le quitarían el cartílago de la articulación y le unirían los huesos con la ayuda de tornillos u otros elementos. De esa manera, el dolor se iría para siempre, pero ya le sería imposible practicar un deporte como el fútbol: “Esa es la peor opción. Pero tuve que detener el dolor”.
El último partido de van Basten fue en la final de la Europa de 1993 que el Olympique de Marsella levantó al superar 1 a 0 al Milan en el Estadio Olímpico de Múnich, a los 28 años. Pero más allá de la bronca que le genera haberse tenido que retirar antes de tiempo, reconoció a The Guardian que pudo encontrar su camino y se abrazó con la felicidad: “La profesión también es mala para la salud. Cuando me convertí en asistente, era inteligente y servicial.
Tuve paciencia. Como director técnico, era todo lo contrario. Tomé una buena decisión al dejarlo. Ahora estoy haciendo otras cosas y me siento mucho más libre. Hago algunos negocios y trabajo para la televisión, hablando de fútbol. Todavía tengo una linda esposa, buenos hijos, dos nietos. Todos estamos sanos. Así que disfruto de la vida”.