Por Santiago Leiva/Periodista La Edición
San Salvador.- Elías se terció el fusil en su espalda, lo empuñó y combatió al ejército por largos años en las faldas del Cerro de Guazapa. Su madre se dedicó a cocinar “hoyadas” de frijoles y echar “comaladas” de tortillas para alimentar a la tropa guerrillera.
Madre e hijo, que ahora pintan canas y arrugas en abundancia, desperdiciaron su juventud cincelando la esperanza de un futuro mejor y que solo alcanzó para unos pocos.
Ellos forman parte ahora de ese invisibilizado ejército de “Veteranos de Guerra”, mismo que después de servir a comandantes guerrilleros y mandos militares en bandos distintos hoy mendigan por una mísera pensión.
Enlistados como “Veteranos de Guerra”, Elías y su anciana madre recibían una pensión mensual de $50 dólares, y con la llegada del nuevo gobierno está se incrementó a $100 dólares, pero tienen ya 4 meses de no ver un solo centavo.
Ese dinero que debió servir para los frijoles, el arroz y las tortillas en tiempo de pandemia de Covid-19 tiene cerrado el grifo en la Asamblea Legislativa, y paradójicamente quienes tienen la llave son los mismos partidos que en el pasado se sirvieron de la guerrilla y soldados rasos.
Esos parlamentarios que empuñan la bandera roja, tricolor y verde han creado un frente común para combatir las iniciativas del gobierno, pero en su guerra política se están llevando a los “Veteranos de Guerra” en fuego cruzado.
Los diputados mantienen en el congelador un préstamo por $250 millones de dólares del BID y ahí hay una tajadita para pagar la pensión de los “Veteranos”, pero mientras no haya voluntad y “acuerdos de paz” entre el Legislativo y el Ejecutivo, la comida seguirá escaseando para los que derramaron la sangre que hoy permite otros coman caviar. Como se diría en el campo deportivo, así es el fútbol.