Los Angeles Dodgers rompieron su maleficio y ganaron por primera vez las Series Mundiales de la MLB por primera vez desde 1988. El equipo angelino, liderado por una gran actuación del inspirado Mookie Betts, ganó 3-1 a los Tampa Bay Rays para sellar el Clásico de Otoño 4-2 y volverse a proclamarse campeones de la MLB 32 años después. Corey Seager fue nombrado el MVP de unas Series Mundiales de la MLB.

Foto Cortesía Marca

Los Dodgers querían sellar la serie cuanto antes pero pagaron los nervios con los que salieron al diamante. Tenían ante sí la oportunidad de romper una maldición que ya duraba demasiado y ante la que nada valían las ocho temporadas consecutivas como reyes de la National West.

Tenía que ser en este extraño 2020, en un estadio prácticamente vacío y a más de 1.000 kilómetros de Los Ángeles cuando se rompiera ese maleficio que atenazaba al equipo angelino y que parecía volver a surtir efecto cuando Arozarena conectaba el primer gran hit de la noche y ponía el 1-0 a favor de los Rays en la primera entrada.

Los Dodgers se sacudieron los nervios y comenzaron a jugar con los nervios de los bateadores de Tampa. Desde el banquillo el equipo angelino iba sacando un pitcher tras otro hasta utilizar siete diferentes (igualando la marca de los Blue Jays en 1992 como el equipo que más lanzadores ha usado en un partido definitivo de las Series Mundiales) para eliminar a 13 de los siguientes 14 bateadores.

Sin embargo, en ataque los Dodgers no acababan de entrar en el partido. Sin sufrir, pero sin llegar a inquietar a su rival el equipo angelino llegaba a la sexta entrada todavía por detrás en el marcador. Fue el momento de Mookie Betts, el primer jugador capaz de ser nombrado MVP y ganar dos Series Mundiales con dos equipos diferentes antes de cumplir los 30 años.

El jugador empezó a justificar su millonaria extensión con los Dodgers (365 millones de dólares por 12 años) y se convirtió en el héroe de la noche para el equipo angelino con un batazo que ya es historia de la MLB. Kevin Cash, mánager de los Rays, ponía en el montículo a Nick Anderson para enfrentarse a Betts que conectó un doble para abrir la caja de las ilusiones. Un wild pitch concedió la carrera de Barnes y posteriormente una línea de Seager, catapultó la remontada angelina, que se completaría en la octava entrada con otro golpe certero de Betts.

Un batazo que, por fin, 32 años después, podrá sustituir al home run de Kirk Gibson como vídeo para presentar al equipo en los partidos como locales. Un golpe legendario pero que ya duraba demasiado en el tiempo para una franquicia histórica como los Dodgers, que junto a los Lakers, han colocado a la ciudad de Los Ángeles de vuelta a lo más alto del deporte estadounidense.

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