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Ricardo Guevara/Periodista de La Edición
Según el último balance ofrecido por el Ministerio de Salud libanés, la explosión causó al menos 78 muertos y unos 4.000 heridos, además de “muchos desaparecidos” e incalculables daños por toda la ciudad.
El primer ministro libanés, Hassan Diab, prometió en un discurso televisado que esta “enorme catástrofe no habrá pasado sin que haya responsables” y dijo que éstos “pagarán un precio”.
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Según cadenas de noticias internacionales, la explosión se originó en un depósito con nitrato de amonio que llevaba almacenado en el puerto “desde 2014”, aún se desconoce si fue accidental o provocada.
La explosión, que generó una enorme onda expansiva, se pudo sentir en toda la capital desde varios kilómetros de distancia.
Reuters señaló que el estallido se oyó en Chipre, a unos 160 kilómetros de distancia del lugar de la explosión. Los efectos de la onda expansiva fueron devastadores rompiendo cristales, techos y paredes de edificios.
Entre los heridos graves están algunos de los tripulantes de un barco de la ONU que estaba anclado en el puerto y resultó afectado por la onda expansiva.
“Vi una bola de fuego y humo ondeando sobre Beirut. La gente gritaba y corría sangrando. Los balcones volaron de los edificios. El vidrio de los edificios altos se hizo añicos y cayó a la calle”, dijo un testigo a la agencia Reuters, quien aseguro que “Todas las ventanas del área del centro están rotas y hay personas heridas caminando. Es un caos total”.
El número de muertos y heridos podría aumentar considerablemente, ya que los cuerpos de socorro continúan trabajando en la zona del siniestro.